martes, 5 de agosto de 2008

Capitulo 31

Autora: Ethel Saavedra García (Colombia) (1958)
Seudónimo: etelsaga
Publicado: 05/08/08

Después de unos minutos se da cuenta que el edificio es el hospital, claro ya había estado ahí. La vez aquella que fue vilmente golpeada por su marido, una escena de celos... Ahora en su cabeza siguen las imágenes de Rosa, Mauro y toda la orgía que vio; ella no se esperaba semejante escena. Aún se pregunta si lo que vio era realidad o fantasía producida por el dolor de cabeza que sentía. De pronto llega un hombre vestido de blanco y la ausculta¿Qué siente señora?Me duele la cabeza y una pierna, contesta.Hay que sedarla, dice el hombre a una mujer vestida igualmente de blanco. -¡No! dice ella- por favor no me vayan a sedar.
-¡Mis papeles, solo quiero mis papeles!El hombre y la mujer se miran sin entender nada. -¡Mis papeles! vuelve a repetir tomándose la cabeza entre las manos. -¡No los puedo perder! En esos instantes sabe que la están metiendo a un cuarto bastante frío y con muchas luces de neón. Cierra los ojos de inmediato para tratar de entender qué le está ocurriendo. Se regresa nuevamente a la escena anterior y ve las imágenes de los homosexuales y de su amiga Rosa al lado de Mauro. De pronto escucha una voz bastante varonil que le dice:-¡Siéntese señora!Abre los ojos y ve un inyector que apunta hacia su cabeza.-¿Qué me van a hacer? ¡No quiero que me inyecten!... ¿Saben? no me duele ya nada, solo me quiero ir... -¿Seguro que se siente bien?- vuelve a preguntarle aquella voz masculina y supo que le agrada.Sale corriendo del hospital pensando solo en las hojas desparramadas que había dejado.No ve el carro, no sabe dónde está. Empieza a correr como loca por la calle, su corazón hace tic, tac de forma acelerada. No sabe cómo recuperará las 20 hojas que ha perdido.

viernes, 1 de agosto de 2008

Capitulo 30

Autor: Jesús Piña González (México) (1991)
Seudónimo: Chorizardpm
Publicado: 01/08/08

Inés se encuentra en su auto, con las 20 paginas a su lado, se dirige a toda velocidad a…. ni siquiera recuerda a donde va, lo que único que sabe es que debe llegar, su corazón late lento , muy lento, pum, un latido, tres segundo después otro pum… la adrenalina debía hacer que su corazón fuera a toda marcha, pero no, va muy lento, como si el corazón ya estuviera a punto de pararse.
Ve pasar a una pareja de homosexuales, uno rubio y otro moreno, un gordo y un flaco, le parece gracioso, solta una risita, “los opuestos se atraen, le da sabor a la relación”.
Relación, esta palabra comienza a rezumbar en su cabeza, imágenes de mauro y rafa la inundan, mauro sobre rafa, rafa detrás de mauro, disfrutando una faena de pasión y lujuria y quizás solo quizás, amor.
Sacude la cabeza queriendo alejar esas imágenes, pero no se van.
-No son ilusiones son….recuerdos.
Inés no lo quiere aceptar pero son recuerdos, su vida hace dos semanas era diferente a lo que creyó, no, hace una semana, no, ayer era diferente, pero no puede recordar, le duele la cabeza, quiere agarrarse el cuello y romperlo, quizás así acabe el dolor.
La demencia comienza a apoderarse de ella, sus pupilas quieren dilatarse, pero no pueden, sus mano aprietan su cabeza y cuello.
Pero solo es el inicio, ve salir a una mujer, rosa, su amiga, besando a mauro, mientras rafa la toca por detrás, la imagen es digna de las producciones HUSTLER, pero lo que sigue es lo mas perturbador, es ella, es Inés besando la entre pierna de rosa, en un lengüeteo voraz y desesperado.
Inés queda perpleja, esas imágenes, ahora debían ser ilusiones, por la droga se dice, pero también sabe que no era verdad, eran recuerdos de una vida que tenia hace apenas ayer.
Rosa le responde mamando el miembro de mauro, ambas a gatas y ellos detrás de ellas mientras se besan las chicas, formando una “H”, muda de cuatro.
“Esa soy yo”, se dice, pero como, se pregunta, la cabeza parece que le va a explotar, comienza a llorar, no solo por la impotencia de que no puede recordar su vida hace apenas un día, sino por que las imágenes de la orgia, comienzan a excitarle, se va a tocar la entre piernas, cuando escucha un chirrido, chispas comienzan a salir cerca de su ventanilla, se sacude, hacia atrás y adelante con extrema violencia, todo quedo de lado, menos los recuerdos, solo alcanza a razonar, “el auto se volcó”.
Sus hombros están trabado y las hojas desparramadas, alcanza a divisar un edificio, no recuerda haberlo visto, pero sabe que ya había estado allí.

miércoles, 30 de julio de 2008

Capitulo 29

Autora: Acuarela Martínez (Venezuela) (1960)
Seudónimo: Acuarela
Publicado: 30/07/08

Los pensamientos no cesan en el trayecto. Llama a Rosa, siempre leal y dispuesta a colaborar y le aviso que vuelvo. Cuando le cuento a medias tintas lo que acababa de ver, exclama:
-¡Dios mío! Qué película de horror has estado viviendo!
Se que necesito alguien en quien confiar, una especie de ángel en quien depositar toda la basura que he estado callando y que, ahora, ha aumentado.
De pronto hay un claro en mi mente, como un tubo de luz de neón que aclara las situaciones que hasta hace muy poco fueron turbias para mí.
Rosa no deja de hablar, como si, al detenerse, pueda yo flaquear en mi decisión. Se equivoca. Estoy absolutamente decidida a acabar con aquella farsa que ha significado mi destrucción mental.
"García, debo evitar a García"
Esta frase me late en las sienes.
Repentinamente tengo la idea de transcribir todo lo que sé sin omitir detalles. Soy buena en ese arte que abandoné en el mismo momento en que me descuidé a mí misma. Estoy paranoica. Comienzo a imaginarme escenas de películas detectivescas que ví cuando adolescente, donde la verdad estaba al descubierto pero la portadora de ésta, nunca llegaba a decirla, bien porque la torturaban o porque era asesinada. Una gélida sensación me recorre los huesos.
Por esto decido transcribirlo. Dejaré copias de mi declaración estratégicamente.
-Rosa, préstame tu computador.
Enseguida acepta y me señala el aparato con un ademán enérgico.
Ahora quiero venganza. Ya no se trata tan solo de la situación de pareja, que bien destruida que se encuentra. Esto no es lo crítico en la actualidad.
Lo primero será dejar por escrito la declaración, para cubrir las espaldas. Luego acudiré a las autoridades, pero, mientras tanto, Rafa tendrá que creer que nada sucede y eso será lo más delicado.
Rafa merece la lección de su vida de la mujer que menos espera. La idea es desenmascararlo y después, denunciarlo.
Debo actuar con astucia y cautela.
La luz del computador es la única iluminación en aquella habitación oscura en la que me sumerjo durante horas y hasta muy tarde donde logro escribir más de 20 páginas.

martes, 29 de julio de 2008

Capitulo 28

Autor: Pascual Eduardo Barreix Gatica (Argentina) (1936)
Seudónimo: LitoSanBarreix
Publicado: 29/07/08

Miro fijamente a Rosa y le digo:
-Esto tiene que terminar, no puede seguir así, yo no estoy loca que se vayan a la mierda, el Rafa, Mauro, el Dr. y García .Me cansaron voy a retornar a mis tiempos de mujer, no tan elegante ni tan linda, pero con los ovarios bien puestos.
Rosa me mira con asombro, solo manifiesta:
-No es necesario que te diga nada. Ya es hora que miraras sin la influencia del Rafa.
-En éste momento el Rafa me importa un pito.
Le doy un abrazo a mi querida amiga y salgo en busca de mi departamento, pienso para mis adentros
“Que se busque otra si quiere, yo tendré mis culpas pero no lo aguanto más. Es un sucio patán”
“Necesito descanso acomodaré mis cosas, pondré la bikini que me regaló mi hermana, los anteojos de sol y algunas cosas y mañana bien temprano tomo el auto y me voy”
Pensando todo esto pude ir observando en mi tranquilo caminar cosas distintas, vidrieras muy de la moda, me di cuenta cuantas cosas me tenía que comprar , pude observar como la gente gasta su tiempo, no tiene dinero, no puede comprar, vuelven a sus casas con la ilusión, otro día será. Cosas injustas que antes no pude apreciar.
¡Que podía apreciar si estaba encerrada en ese tiempo de novela que me había convencido que estaba loca en serio! ¡Que tonta!
Ahora van a cambiar las cosas.
Cuando de pronto me di cuenta que estaba en el departamento, dejé de pensar, entré y fui haciendo lo que cuando caminaba pensaba que debía hacer, luego preparé un buen café, puse buena música, me puse a leer hasta que decidí darme una ducha y luego a descansar, tuve tiempo antes de dormirme de acariciar todo mi cuerpo y la sensación de un terciopelo agradable acariciado por mis manos, fui perdiendo noción del tiempo y me dormí.
Bien temprano cargo mis cosas, tomo el auto y salgo, antes de hacerlo quise pasar por mi casa.
Me sorprende que los autos del Rafa y Mauro estén allí.
Mi curiosidad me vence y me bajo.
Abro la puerta y entro, hay mucho silencio y una música suave viene del dormitorio, muy despacio camino y desde la puerta observo, hay dos hombres en mi cama desnudos tomados de la mano y fumando marihuana, en un minuto me doy cuenta de todo, putos de mierda y drogadictos. ! Que estúpida que he sido!
Soy media vuelta y me voy.
Me encuentro con toda la novela vivida de repente, hasta me drogaban estos infelices.
Solo siento que mi vida con éste espectáculo cambia, trataré de recuperar mi auto estima.
No dejo de pensar que estos canallas, con la complicidad del Médico y García han intentado destrozar mi vida.
Prendo un cigarrillo, pongo en marcha el auto y muy para mis adentros dibujo mi sonrisa.

lunes, 28 de julio de 2008

Capitulo 27

Autora: Lenys Hernández (Venezuela) (1968)
Seudónimo: Lenys
Publicado: 28/07/08

Nuevamente siento mi mente en total desequilibrio, esto no me puede estar pasando otra vez. Con desespero cubro mi rostro, y mis manos frías estrujan mis ojos que se niegan a volver a mirar la terrible imagen. De pronto, escucho muy cerca la voz cálida y pueril de aquel niño preguntándome:
-¿Le sucede algo?
Vertiginosamente accedo a mirarle, él cambia su expresión, a modo de asombro. Imagino que mis ojos desorbitados y enrojecidos por el pánico, causa en él cierto recelo. Solo atino a girar la mirada hacia aquel árbol y ya no veo nada. Bruscamente me pongo de pie, coloco mi mano sobre el hombro del niño en señal de agradecimiento y emprendo el rumbo, ignorando hacia donde.
No se cuanto tiempo ha transcurrido, una hora quizás; pero aún me encuentro transitando las calles, sintiendo un aire helado golpeando sobre mi rostro.
Decido detenerme, respiro profundo. Es hora de ponerle fin a esta locura que me atormenta. De mi bolso extraigo el celular para iniciar una llamada y me percato de innumerables llamadas perdidas, todas de Rafa. Al momento las ignoro y marco apresuradamente el número de mi amiga Rosa.
-¡Sí, quien llama!
-Soy yo amiga, necesito tu ayuda. Ya no logro controlar mis estados neuróticos, cada instante éstos se hacen más recurrentes producto de mi abstinencia. Desconozco cuando los hechos son verídicos o irreales. Por favor necesito verte, ahora.
-Seguro Inés, ven a mi casa, te estaré esperando.
-Gracias, sabía que podía contar contigo.
Sentadas en el sofá, mi amiga se dispone a ofrecerme un té de pomillas, y sin más preámbulos me señala:
-¿Estás dispuesta a enfrentar la verdad, sin importar que en ella derribes la reputación e imagen del hombre que amas? Si es así, no te detengas. Debes estar conciente y admitir que tú deteriorado estado de salud se lo debes a él; porque gracias a sus negocios turbios y tu complicidad silente, te viste inmersa en grandes depresiones, que te llevaron a probar su inmunda mercancía. Y no conforme con eso, ahora que te ve dominada, sin fuerza, y animosamente fracasada, pretende darte el golpe de gracia con sus comentarios hirientes e ignominiosos.
Era inevitable que de mis ojos brotaran lágrimas, me sentía tan víctima como culpable. Estaba segura que todo lo que mi mente imaginaba y me hacía vivir, era producto de mis represiones y deseos de tomar venganza.
-¡Inés, has lo debido!, mientras me extendía el auricular del teléfono.
-Comunícate con las autoridades, ellos sabrán como ayudarte. Eso sí, evita cualquier contacto con un detective apellidado García, está tan incurso en todo esto, que apesta.

domingo, 27 de julio de 2008

Capitulo 26

Autora: Dayané Mendoza Itokazu (Peru) (1990)
Seudónimo: Rina
Publicado: 27/07/08

Nunca me había fijado lo tranquilo que son los parques, si, a pesar de tantos niños jugando y gritando, de los adultos paseando a sus mascotas, vigilando atentamente a los niños, es algo que te llena de calor.
Después de hablar con el doctor, y de escuchar lo que me dijo, sentí ganas de ir a un lugar que me hiciera sentir precisamente la paz, que en éste pequeño parque para niños, me traía.
Mi vida era un caos, no, mejor dicho, yo era un caos, en mi mente ya regresaban las imágenes de esos sucesos tan extraños, tan raros que no entendía, y al mismo tiempo, la cita que tenía hoy con Rafa, me hacía sentir terriblemente mal, como si ese encuentro no estuviera bien, no fuera correcto, como si fuera irreal.
“Debo estar volviéndome loca” me dije. Todo por culpa del bendito doctor, ¿por qué tenía que haberme dado una explicación tan ridícula? ¿acaso no podía decirme simplemente que estaba chiflada?
Al mirar a mi derecha veo a un pequeño niño juega solo, me pregunto porqué estará así de solo, me recuerda a mi de niña. Está sentado en una banca de madera, con las piernas cruzadas, y creo que es un soldado de metal lo que tiene en la manos, se lo ve muy lindo, lástima que no tenga nadie a su lado. Sonrío, porque gracias a él esas imágenes ya no se me hacen muy nítidas, sonrío más ampliamente.
Al parecer se da cuenta de que lo estoy mirando, porque levanta su carita y me sonríe, ¡que linda sonrisa! Sin embargo, dos personas de negro atraen mi atención.
Recostado en un árbol se encuentra Mauro, si, es él, definitivamente es él, acompañado de ese hombre guapo...creo que se apellidaba García, ¿qué diablos esta pasando?
Miro al niño para confirmar que no todo lo que veo es mentira, porque no puede ser real, pero al girarme a ver al pequeño, solo tengo ojos para el cuchillo lleno de sangre que sus pequeñas manos sostiene.

sábado, 26 de julio de 2008

Capitulo 25

Autor: Ángelo Marcelo López Meza (Argentina) (1983)
Seudónimo: Angello
Publicado: 26/07/08

En cuestión de segundos otras lágrimas acariciaron su rostro. Luego aspiró una ligera bocanada de aire encerrado, con olor a hombre, desenfreno, placer y lujuria. Con voz suave y melosa le insinuó al doctor, como coqueteándole, exacerbando su feminidad… Luego se reincorporó y por fin se dio cuenta:
No está despierta. Es otra vez un sueño. Tal ves una premonición.Es otra vez ese deseo que brota de su piel y de entre sus piernas, en el que su compañero esta vez es aquel, que con su voz aumenta las ganas de hacer el amor. De golpe: “paciente que presenta un cuadro de P.S.N (pesadilla de tensión pos-traumática) con desequilibrio mental y emocional”. _estas palabras... que son estas palabras, con esa voz… No me dejan tranquila. Habla consigo, misma desconcertada. Se levanta. Deshace su look. Toda desnuda se abalanza sobre su psiquiatra.
-Mi esposo ya no me quiere…
Le habla al compás de un poderoso balanceo sobre el sexo del otro.
-Siga hablando doctor.
Y con ardiente pasión y desenfreno ultima las ropas de aquel.
-Continúe con sus preguntas…
Las horas son segundos.-Necesito otra vida – dice, mientras continúa la sesión de su intensa terapia. -Doctor ayúdeme: mi situación con mi esposo se torna día a día más insoportable.
Y después de rítmicos gemidos, se da cuenta del rumbo cambiado en su confesión con el individuo aquel… La confusión se ha apoderado de su mente. En cuestión de segundos se arrepiente de aquel episodio. Se viste de espaldas a él y mientras termina de acomodarse la ropa, le pregunta:
-¿Usted podrá ayudarme?
El terapeuta asiente resuelto, con un gesto.
-Totalmente - agrega.- Pero tendrás que seguir mi tratamiento al pie de la letra. Deberás respetar cada una de las reglas que te imponga.
Pero luego ella cae en la cuenta de que no ha otorgado al doctor los suficientes datos de su vida, como para que aquel le prodigase un certero diagnóstico. Enseguida turbada, trata de preguntarle al doctor como ha podido… pero como adivinando la inquietud, le explica de inmediato que hace tiempo que venia atendiendo a muchas pacientes con su misma historia…