martes, 5 de agosto de 2008

Capitulo 31

Autora: Ethel Saavedra García (Colombia) (1958)
Seudónimo: etelsaga
Publicado: 05/08/08

Después de unos minutos se da cuenta que el edificio es el hospital, claro ya había estado ahí. La vez aquella que fue vilmente golpeada por su marido, una escena de celos... Ahora en su cabeza siguen las imágenes de Rosa, Mauro y toda la orgía que vio; ella no se esperaba semejante escena. Aún se pregunta si lo que vio era realidad o fantasía producida por el dolor de cabeza que sentía. De pronto llega un hombre vestido de blanco y la ausculta¿Qué siente señora?Me duele la cabeza y una pierna, contesta.Hay que sedarla, dice el hombre a una mujer vestida igualmente de blanco. -¡No! dice ella- por favor no me vayan a sedar.
-¡Mis papeles, solo quiero mis papeles!El hombre y la mujer se miran sin entender nada. -¡Mis papeles! vuelve a repetir tomándose la cabeza entre las manos. -¡No los puedo perder! En esos instantes sabe que la están metiendo a un cuarto bastante frío y con muchas luces de neón. Cierra los ojos de inmediato para tratar de entender qué le está ocurriendo. Se regresa nuevamente a la escena anterior y ve las imágenes de los homosexuales y de su amiga Rosa al lado de Mauro. De pronto escucha una voz bastante varonil que le dice:-¡Siéntese señora!Abre los ojos y ve un inyector que apunta hacia su cabeza.-¿Qué me van a hacer? ¡No quiero que me inyecten!... ¿Saben? no me duele ya nada, solo me quiero ir... -¿Seguro que se siente bien?- vuelve a preguntarle aquella voz masculina y supo que le agrada.Sale corriendo del hospital pensando solo en las hojas desparramadas que había dejado.No ve el carro, no sabe dónde está. Empieza a correr como loca por la calle, su corazón hace tic, tac de forma acelerada. No sabe cómo recuperará las 20 hojas que ha perdido.

viernes, 1 de agosto de 2008

Capitulo 30

Autor: Jesús Piña González (México) (1991)
Seudónimo: Chorizardpm
Publicado: 01/08/08

Inés se encuentra en su auto, con las 20 paginas a su lado, se dirige a toda velocidad a…. ni siquiera recuerda a donde va, lo que único que sabe es que debe llegar, su corazón late lento , muy lento, pum, un latido, tres segundo después otro pum… la adrenalina debía hacer que su corazón fuera a toda marcha, pero no, va muy lento, como si el corazón ya estuviera a punto de pararse.
Ve pasar a una pareja de homosexuales, uno rubio y otro moreno, un gordo y un flaco, le parece gracioso, solta una risita, “los opuestos se atraen, le da sabor a la relación”.
Relación, esta palabra comienza a rezumbar en su cabeza, imágenes de mauro y rafa la inundan, mauro sobre rafa, rafa detrás de mauro, disfrutando una faena de pasión y lujuria y quizás solo quizás, amor.
Sacude la cabeza queriendo alejar esas imágenes, pero no se van.
-No son ilusiones son….recuerdos.
Inés no lo quiere aceptar pero son recuerdos, su vida hace dos semanas era diferente a lo que creyó, no, hace una semana, no, ayer era diferente, pero no puede recordar, le duele la cabeza, quiere agarrarse el cuello y romperlo, quizás así acabe el dolor.
La demencia comienza a apoderarse de ella, sus pupilas quieren dilatarse, pero no pueden, sus mano aprietan su cabeza y cuello.
Pero solo es el inicio, ve salir a una mujer, rosa, su amiga, besando a mauro, mientras rafa la toca por detrás, la imagen es digna de las producciones HUSTLER, pero lo que sigue es lo mas perturbador, es ella, es Inés besando la entre pierna de rosa, en un lengüeteo voraz y desesperado.
Inés queda perpleja, esas imágenes, ahora debían ser ilusiones, por la droga se dice, pero también sabe que no era verdad, eran recuerdos de una vida que tenia hace apenas ayer.
Rosa le responde mamando el miembro de mauro, ambas a gatas y ellos detrás de ellas mientras se besan las chicas, formando una “H”, muda de cuatro.
“Esa soy yo”, se dice, pero como, se pregunta, la cabeza parece que le va a explotar, comienza a llorar, no solo por la impotencia de que no puede recordar su vida hace apenas un día, sino por que las imágenes de la orgia, comienzan a excitarle, se va a tocar la entre piernas, cuando escucha un chirrido, chispas comienzan a salir cerca de su ventanilla, se sacude, hacia atrás y adelante con extrema violencia, todo quedo de lado, menos los recuerdos, solo alcanza a razonar, “el auto se volcó”.
Sus hombros están trabado y las hojas desparramadas, alcanza a divisar un edificio, no recuerda haberlo visto, pero sabe que ya había estado allí.

miércoles, 30 de julio de 2008

Capitulo 29

Autora: Acuarela Martínez (Venezuela) (1960)
Seudónimo: Acuarela
Publicado: 30/07/08

Los pensamientos no cesan en el trayecto. Llama a Rosa, siempre leal y dispuesta a colaborar y le aviso que vuelvo. Cuando le cuento a medias tintas lo que acababa de ver, exclama:
-¡Dios mío! Qué película de horror has estado viviendo!
Se que necesito alguien en quien confiar, una especie de ángel en quien depositar toda la basura que he estado callando y que, ahora, ha aumentado.
De pronto hay un claro en mi mente, como un tubo de luz de neón que aclara las situaciones que hasta hace muy poco fueron turbias para mí.
Rosa no deja de hablar, como si, al detenerse, pueda yo flaquear en mi decisión. Se equivoca. Estoy absolutamente decidida a acabar con aquella farsa que ha significado mi destrucción mental.
"García, debo evitar a García"
Esta frase me late en las sienes.
Repentinamente tengo la idea de transcribir todo lo que sé sin omitir detalles. Soy buena en ese arte que abandoné en el mismo momento en que me descuidé a mí misma. Estoy paranoica. Comienzo a imaginarme escenas de películas detectivescas que ví cuando adolescente, donde la verdad estaba al descubierto pero la portadora de ésta, nunca llegaba a decirla, bien porque la torturaban o porque era asesinada. Una gélida sensación me recorre los huesos.
Por esto decido transcribirlo. Dejaré copias de mi declaración estratégicamente.
-Rosa, préstame tu computador.
Enseguida acepta y me señala el aparato con un ademán enérgico.
Ahora quiero venganza. Ya no se trata tan solo de la situación de pareja, que bien destruida que se encuentra. Esto no es lo crítico en la actualidad.
Lo primero será dejar por escrito la declaración, para cubrir las espaldas. Luego acudiré a las autoridades, pero, mientras tanto, Rafa tendrá que creer que nada sucede y eso será lo más delicado.
Rafa merece la lección de su vida de la mujer que menos espera. La idea es desenmascararlo y después, denunciarlo.
Debo actuar con astucia y cautela.
La luz del computador es la única iluminación en aquella habitación oscura en la que me sumerjo durante horas y hasta muy tarde donde logro escribir más de 20 páginas.

martes, 29 de julio de 2008

Capitulo 28

Autor: Pascual Eduardo Barreix Gatica (Argentina) (1936)
Seudónimo: LitoSanBarreix
Publicado: 29/07/08

Miro fijamente a Rosa y le digo:
-Esto tiene que terminar, no puede seguir así, yo no estoy loca que se vayan a la mierda, el Rafa, Mauro, el Dr. y García .Me cansaron voy a retornar a mis tiempos de mujer, no tan elegante ni tan linda, pero con los ovarios bien puestos.
Rosa me mira con asombro, solo manifiesta:
-No es necesario que te diga nada. Ya es hora que miraras sin la influencia del Rafa.
-En éste momento el Rafa me importa un pito.
Le doy un abrazo a mi querida amiga y salgo en busca de mi departamento, pienso para mis adentros
“Que se busque otra si quiere, yo tendré mis culpas pero no lo aguanto más. Es un sucio patán”
“Necesito descanso acomodaré mis cosas, pondré la bikini que me regaló mi hermana, los anteojos de sol y algunas cosas y mañana bien temprano tomo el auto y me voy”
Pensando todo esto pude ir observando en mi tranquilo caminar cosas distintas, vidrieras muy de la moda, me di cuenta cuantas cosas me tenía que comprar , pude observar como la gente gasta su tiempo, no tiene dinero, no puede comprar, vuelven a sus casas con la ilusión, otro día será. Cosas injustas que antes no pude apreciar.
¡Que podía apreciar si estaba encerrada en ese tiempo de novela que me había convencido que estaba loca en serio! ¡Que tonta!
Ahora van a cambiar las cosas.
Cuando de pronto me di cuenta que estaba en el departamento, dejé de pensar, entré y fui haciendo lo que cuando caminaba pensaba que debía hacer, luego preparé un buen café, puse buena música, me puse a leer hasta que decidí darme una ducha y luego a descansar, tuve tiempo antes de dormirme de acariciar todo mi cuerpo y la sensación de un terciopelo agradable acariciado por mis manos, fui perdiendo noción del tiempo y me dormí.
Bien temprano cargo mis cosas, tomo el auto y salgo, antes de hacerlo quise pasar por mi casa.
Me sorprende que los autos del Rafa y Mauro estén allí.
Mi curiosidad me vence y me bajo.
Abro la puerta y entro, hay mucho silencio y una música suave viene del dormitorio, muy despacio camino y desde la puerta observo, hay dos hombres en mi cama desnudos tomados de la mano y fumando marihuana, en un minuto me doy cuenta de todo, putos de mierda y drogadictos. ! Que estúpida que he sido!
Soy media vuelta y me voy.
Me encuentro con toda la novela vivida de repente, hasta me drogaban estos infelices.
Solo siento que mi vida con éste espectáculo cambia, trataré de recuperar mi auto estima.
No dejo de pensar que estos canallas, con la complicidad del Médico y García han intentado destrozar mi vida.
Prendo un cigarrillo, pongo en marcha el auto y muy para mis adentros dibujo mi sonrisa.

lunes, 28 de julio de 2008

Capitulo 27

Autora: Lenys Hernández (Venezuela) (1968)
Seudónimo: Lenys
Publicado: 28/07/08

Nuevamente siento mi mente en total desequilibrio, esto no me puede estar pasando otra vez. Con desespero cubro mi rostro, y mis manos frías estrujan mis ojos que se niegan a volver a mirar la terrible imagen. De pronto, escucho muy cerca la voz cálida y pueril de aquel niño preguntándome:
-¿Le sucede algo?
Vertiginosamente accedo a mirarle, él cambia su expresión, a modo de asombro. Imagino que mis ojos desorbitados y enrojecidos por el pánico, causa en él cierto recelo. Solo atino a girar la mirada hacia aquel árbol y ya no veo nada. Bruscamente me pongo de pie, coloco mi mano sobre el hombro del niño en señal de agradecimiento y emprendo el rumbo, ignorando hacia donde.
No se cuanto tiempo ha transcurrido, una hora quizás; pero aún me encuentro transitando las calles, sintiendo un aire helado golpeando sobre mi rostro.
Decido detenerme, respiro profundo. Es hora de ponerle fin a esta locura que me atormenta. De mi bolso extraigo el celular para iniciar una llamada y me percato de innumerables llamadas perdidas, todas de Rafa. Al momento las ignoro y marco apresuradamente el número de mi amiga Rosa.
-¡Sí, quien llama!
-Soy yo amiga, necesito tu ayuda. Ya no logro controlar mis estados neuróticos, cada instante éstos se hacen más recurrentes producto de mi abstinencia. Desconozco cuando los hechos son verídicos o irreales. Por favor necesito verte, ahora.
-Seguro Inés, ven a mi casa, te estaré esperando.
-Gracias, sabía que podía contar contigo.
Sentadas en el sofá, mi amiga se dispone a ofrecerme un té de pomillas, y sin más preámbulos me señala:
-¿Estás dispuesta a enfrentar la verdad, sin importar que en ella derribes la reputación e imagen del hombre que amas? Si es así, no te detengas. Debes estar conciente y admitir que tú deteriorado estado de salud se lo debes a él; porque gracias a sus negocios turbios y tu complicidad silente, te viste inmersa en grandes depresiones, que te llevaron a probar su inmunda mercancía. Y no conforme con eso, ahora que te ve dominada, sin fuerza, y animosamente fracasada, pretende darte el golpe de gracia con sus comentarios hirientes e ignominiosos.
Era inevitable que de mis ojos brotaran lágrimas, me sentía tan víctima como culpable. Estaba segura que todo lo que mi mente imaginaba y me hacía vivir, era producto de mis represiones y deseos de tomar venganza.
-¡Inés, has lo debido!, mientras me extendía el auricular del teléfono.
-Comunícate con las autoridades, ellos sabrán como ayudarte. Eso sí, evita cualquier contacto con un detective apellidado García, está tan incurso en todo esto, que apesta.

domingo, 27 de julio de 2008

Capitulo 26

Autora: Dayané Mendoza Itokazu (Peru) (1990)
Seudónimo: Rina
Publicado: 27/07/08

Nunca me había fijado lo tranquilo que son los parques, si, a pesar de tantos niños jugando y gritando, de los adultos paseando a sus mascotas, vigilando atentamente a los niños, es algo que te llena de calor.
Después de hablar con el doctor, y de escuchar lo que me dijo, sentí ganas de ir a un lugar que me hiciera sentir precisamente la paz, que en éste pequeño parque para niños, me traía.
Mi vida era un caos, no, mejor dicho, yo era un caos, en mi mente ya regresaban las imágenes de esos sucesos tan extraños, tan raros que no entendía, y al mismo tiempo, la cita que tenía hoy con Rafa, me hacía sentir terriblemente mal, como si ese encuentro no estuviera bien, no fuera correcto, como si fuera irreal.
“Debo estar volviéndome loca” me dije. Todo por culpa del bendito doctor, ¿por qué tenía que haberme dado una explicación tan ridícula? ¿acaso no podía decirme simplemente que estaba chiflada?
Al mirar a mi derecha veo a un pequeño niño juega solo, me pregunto porqué estará así de solo, me recuerda a mi de niña. Está sentado en una banca de madera, con las piernas cruzadas, y creo que es un soldado de metal lo que tiene en la manos, se lo ve muy lindo, lástima que no tenga nadie a su lado. Sonrío, porque gracias a él esas imágenes ya no se me hacen muy nítidas, sonrío más ampliamente.
Al parecer se da cuenta de que lo estoy mirando, porque levanta su carita y me sonríe, ¡que linda sonrisa! Sin embargo, dos personas de negro atraen mi atención.
Recostado en un árbol se encuentra Mauro, si, es él, definitivamente es él, acompañado de ese hombre guapo...creo que se apellidaba García, ¿qué diablos esta pasando?
Miro al niño para confirmar que no todo lo que veo es mentira, porque no puede ser real, pero al girarme a ver al pequeño, solo tengo ojos para el cuchillo lleno de sangre que sus pequeñas manos sostiene.

sábado, 26 de julio de 2008

Capitulo 25

Autor: Ángelo Marcelo López Meza (Argentina) (1983)
Seudónimo: Angello
Publicado: 26/07/08

En cuestión de segundos otras lágrimas acariciaron su rostro. Luego aspiró una ligera bocanada de aire encerrado, con olor a hombre, desenfreno, placer y lujuria. Con voz suave y melosa le insinuó al doctor, como coqueteándole, exacerbando su feminidad… Luego se reincorporó y por fin se dio cuenta:
No está despierta. Es otra vez un sueño. Tal ves una premonición.Es otra vez ese deseo que brota de su piel y de entre sus piernas, en el que su compañero esta vez es aquel, que con su voz aumenta las ganas de hacer el amor. De golpe: “paciente que presenta un cuadro de P.S.N (pesadilla de tensión pos-traumática) con desequilibrio mental y emocional”. _estas palabras... que son estas palabras, con esa voz… No me dejan tranquila. Habla consigo, misma desconcertada. Se levanta. Deshace su look. Toda desnuda se abalanza sobre su psiquiatra.
-Mi esposo ya no me quiere…
Le habla al compás de un poderoso balanceo sobre el sexo del otro.
-Siga hablando doctor.
Y con ardiente pasión y desenfreno ultima las ropas de aquel.
-Continúe con sus preguntas…
Las horas son segundos.-Necesito otra vida – dice, mientras continúa la sesión de su intensa terapia. -Doctor ayúdeme: mi situación con mi esposo se torna día a día más insoportable.
Y después de rítmicos gemidos, se da cuenta del rumbo cambiado en su confesión con el individuo aquel… La confusión se ha apoderado de su mente. En cuestión de segundos se arrepiente de aquel episodio. Se viste de espaldas a él y mientras termina de acomodarse la ropa, le pregunta:
-¿Usted podrá ayudarme?
El terapeuta asiente resuelto, con un gesto.
-Totalmente - agrega.- Pero tendrás que seguir mi tratamiento al pie de la letra. Deberás respetar cada una de las reglas que te imponga.
Pero luego ella cae en la cuenta de que no ha otorgado al doctor los suficientes datos de su vida, como para que aquel le prodigase un certero diagnóstico. Enseguida turbada, trata de preguntarle al doctor como ha podido… pero como adivinando la inquietud, le explica de inmediato que hace tiempo que venia atendiendo a muchas pacientes con su misma historia…

Capitulo 24

Autora: Susana Selios Álvarez (Uruguay) (1960)
Seudónimo: Sumysel
Publicado: 26/07/08

“¿Premoniciones?... Es que todas estas cosas las he vivido de forma tan real…”
“¿Será que estoy volviéndome loca? ¿O fue un mal sueño?”
“¿Será que todo ha sido producto de una mente enferma?”
Me prometo que mañana iré a ver a mi siquiatra. Les temo, porque pienso que todos tratan a pacientes cuerdos, como locos. Pero ahora necesito saber qué me está pasando.

Ya en el consultorio y de rabillo, mientras el médico atiende el teléfono, y luego de haberle contado en parte lo que me estaba pasando, miro la hoja sobre su escritorio que dice:

“Paciente que presenta un cuadro de PSN (Pesadilla de Tensión Pos-traumática) con desequilibrio mental y emocional”.

-Doctor, por favor, necesito saber qué me pasa –digo tímidamente - ¡estoy paralizada, tengo miedo, pánico! -y es la pura verdad. Mi desesperación y mis lágrimas, hacen que el médico adopte ahora, una actitud un tanto paternal y tomándome del brazo, me ayuda a acomodarme en el sofá de aquella impecable sala, que huele a sándalo. Desde arriba de una gran biblioteca, unas cajas emiten suavemente, música tipo New Age.
-Las pesadillas mi querida señora –comienza a explicarme el médico, -son sueños perturbadores que hacen que al despertar uno se sienta ansioso y asustado. Pueden ser respuestas a situaciones y traumas reales…t pueden también ocurrir porque hemos ignorado o rehusado aceptar una situación particular de la vida. Es una manera en que nuestro subconsciente da un aviso. Sin dudas, tiene que haber una situación límite en su caso. Ahora quiero que se ponga cómoda y me cuente qué fue lo que pasó poco antes de que comenzaran estas pesadillas. Por ejemplo, me gustaría saber cómo es su relación con su esposo. ¿Discutieron tal vez?
-No, no doctor. Eso no – digo nerviosa- mi marido y yo nos llevamos bien. Solo que a veces…
-¿A veces qué?....inquiere el médico, mientras toma nota y me mira por encima de unos anteojos pequeñitos.
-Es que a veces, me hace sentir como alguien no digna de él, es que el es…tan inteligente, tan guapo, tan elegante, tan exitoso en los negocios, usted me entiende, doctor…-comienzo a llorar.
-¿Qué más…? -dice el médico.

viernes, 25 de julio de 2008

Capitulo 23

Autora: Berenice Mercado (Venezuela) (1974)
Seudónimo: berenicemercado
Publicado: 25/07/08

-¡Señorita! ¡Señorita! ¿Se encuentra bien?Eso fue lo último que Inés pudo oír antes de caer en un estado de shock, que nubló sus ojos, su mente, sus sentidos y la llevó a un lugar en el que ella no sabía situarse.A lo lejos se oían voces de personas, y un olor fuerte a alcohol puesto en su nariz la hicieron volver al presente, sus ojos abriéndose lentamente dieron paso a la nitidez y en ese momento, el sonido y el ulular de una ambulancia, el bullicio de la gente que curiosa miraba, fueron la bienvenida a la realidad de su vida.Como si no se encontrara en un sueño ella no dejaba de parpadear, la misma voz masculina le vuelve a hablar.-Señorita, despierte. -¿Qué me ha pasado? ¿Dónde estoy?-Tranquila, todo está bien, solo sufrió un desmayo.Aún Inés miraba como buscando su verdadera realidad, nerviosa miraba a los lados, buscando un indicio de las cosas que sintió haber vivido, buscando entre miradas ajenas para ver si alguien la miraba adivinando que había matado a alguien, pero en realidad la gente a su alrededor la miraba preguntándose que le podía haber pasado a la joven y si esta era familiar de la otra persona que acaba de ser atropellada. Poco a poco Inés fue incorporándose ayudada de la mano por el señor misterioso, busco sonreír y de su boca solo salió un pequeño gesto de agradecimiento y al mismo tiempo de incertidumbre.Ya recuperada, los paramédicos que estaban en el lugar la asistieron y le dijeron que podía irse tranquila a casa, en ese momento vio pasar a la muchacha que había sido atropellada y al ver que no era su amiga Rosa sintió alivio y al mismo tiempo pena por lo ocurrido y por ver que la joven era casi de la misma edad de ella.Al llegar a casa, todo estaba en su lugar, limpio y ordenado como lo había dejado, aún seguía buscando detalles que le hicieran ver que en realidad no había asesinado a ninguna persona, en ese momento Rafa la llamó y aunque le costase creerlo, esa llamada para ella fue un alivio a su alma y una intriga para su mente.-Alo, ¿Rafa?-Si, mi cielo ¿quién más puede llamarte desde mi celular? ¿Te pasa algo?-No, no, para nada, es solo que me siento extraña.-Te entiendo Inés, he pensado mucho y no esta bien el que yo te haya dicho que estabas desfasada y anticuada, quiero conversar contigo al llegar a casa.-Esta bien Rafa, así será, aquí te espero.Eso fue todo lo que pudo decir, al colgar su celular, su mente seguía cavilando; ¿Qué es lo que he vivido? ¿Por un cambio de look terminaré siendo una asesina? ¿Será que en mi interior hay otra personalidad que no conozco? ¿O todo esto han sido solo premoniciones?Sentada en el mullido sofá de la sala, Inés sigue pensativa se dice a si misma que la vida nos cambia en solo segundos, ¿Esta premonición será una alerta para ella?

miércoles, 23 de julio de 2008

Capitulo 22

Autor: Carlos Manuel Castillo (México) (1990)
Seudónimo: carloskstillo
Publicado: 23/07/08

Entré a mi casa, miré fijamente cada objeto que la adorna, me dirigí al sillón, después de sentarme saqué de mi bolso un cigarrillo y lo encendí, no podía más, los nervios iban a matarme, mientras fumaba, en mi mente transcurrían los momentos en los que maté a Mauro, aunque por un lado estaba tranquila ya que no volvería a molestarme, por otro lado pesaba en mi conciencia su muerte y el miedo a que me descubrieran me hacía temblar toda...
Traté de tranquilizarme, así que miré al reloj que se encuentra en la barda de enfrente de mi sala, lo observaba con el deseo de que el tiempo retrocediera para no haber cometido esa locura, pero me parecía que cada segundo que pasaba era una eternidad, una eternidad llena de miedo a que me encontraran culpable... En ese instante recordé que en mi bolso tenía la pistola y eso representaba una prueba en mi contra, por lo que cuanto antes debo deshacerme de ella, la saco de mi bolso y me dirijo al jardín, para enterrarla y para que nadie la encuentre.... Justo cuando termino de enterrar la única prueba de mi delito, escucho cerrarse una puerta, me parece algo sospechoso, no niego que me da miedo, la puerta es la de la sala, por lo que comienzo a caminar hacia dentro de la casa, en cada paso que doy puedo escuchar mi corazón latir, como si me estuvieran siguiendo para matarme, al entrar a la sala no puedo creer lo que veo....

martes, 22 de julio de 2008

Capitulo 21

Autora: Jhondayra Matos (Rep. Dominicana) (1993)
Seudónimo: Jhondy
Publicación: 22/07/08

Las manos me tiemblan y el frío en mi cuerpo aumenta, al ver que es Mauro. No lo, pienso para disparar pero tengo que hablar con él. Las cosas no se deben hacer sin pensar, entonces de una manera muy sospechosa se acerca a mi y cuando va a hablar en ese momento pasa una mujer y él se queda callado, luego poniendo el cigarrillo en la boca da una fumada, me tira el humo en el cara y me dice:
-Tal y como decía la nota que te dejé, tu secreto está a salvo conmigo.
Yo estoy muda de la rabia y mientras habla yo solo pienso en disparar, en ese instante solo le digo, con una mirada dirigida hacia el horizonte:
-Conmigo nadie se mete y menos me chantajea, eso es de cobardes y eso es lo que eres tú.
Me mira con una mirada baja y me dice:
-Si yo fuera cobarde no te hubiera citado.
Yo ya no aguanto un segundo más a su lado y solo tengo ganas de meterle una bala en la cabeza, para que aprenda que conmigo nadie se mete. Él voltea la cara para ver hacia tras, yo miro que no esté pasando nadie y cuando lo confirmo, saco mi pistola, en ese momento no me tiembla el pulso, le apunto directo a la cabeza y le disparo.
Es algo tan rápido que no se que como pasó, solo sé que apreté el gatillo de la pistola, disparé y vi como su cuerpo se desvanecía entre la llovizna que caía. Meto la pistola en mi bolsa y me voy caminando rápido, luego a dos esquinas de allí tomo un taxi y me dirijo a mi casa desesperada y asustada pero complacida por que ese maldito ya no me va a molestar mas.

lunes, 21 de julio de 2008

Capitulo 20

Autor: Roberto Silva (Uruguay) (1949)
Seudónimo: Coloso49
Publicado: 21/07/08

Comencé a sentir frío. Mientras leía la nota noté un dolor intenso en el medio del pecho. Mis heridas no habían sanado totalmente. Si bien estaba repuesta gracias a los médicos, mi cuerpo seguía reclamando descanso. ¡Y ahora esto! Ya no miraba la nota. Todo se había vuelto borroso, distante, los sonidos se habían apagado, la habitación giraba y giraba. Me senté en la cama. Transpiraba. Mis manos temblaban. Eran las 20, tenía un trayecto largo para cumplir con la cita. Estaba obligada a ir. Junté lo necesario para salir, puse en mi cartera una pequeña pistola que tenía guardada debajo del sofá del living y terminé mi whisky de un solo trago.
Era un día caluroso pero seguía el frío en mi cuerpo. Un poco repuesta salí a la calle y tomé un taxi. No veía la hora de llegar. La calle donde nos teníamos que encontrar era solitaria. A esa hora todo brillaba por la tenue llovizna que caía. Mientras viajaba tomé la decisión, no me dejaría chantajear. Luego de media hora interminable bajé del taxi. Algunos caminantes con sus paraguas pasaban rápidamente a mi lado. A un costado, bajo un foco que iluminaba la calle coloreándola de naranja, me pareció ver una figura conocida. Un hombre fumaba y, sin paraguas, giro su cabeza hacia mí. Lo reconocí, Mauro, y apretando la pistola en mi mano encontré la solución.

Capitulo 19

Autora: Dana Dell (Uruguay) (1977)
Seudónimo: Danadell
Publicado: 21/07/08

Como no tenían pruebas para culparme de la muerte de Rafa quedé libre. Salí de la comisaría simulando inocencia con un paso tranquilo, pero por dentro llevaba una tormenta de sentimientos. “¿Como pude hacer algo así?”“Es que acaso ¿se puede pasar del amor al odio?”Aquel hombre había sido mi amor y a él me había entregado sin arrepentimientos. Fuimos felices durante los primeros años pero luego y de a poco todo fue derrumbándose hasta terminar en esta tragedia.Los caprichos del destino nos llevaron a convertirnos en dos extraños que nada tenían en común.Rafa me dijo que me amaba hasta el último día de su vida y yo le creo por que si algo he aprendido de todo esto es que se puede amar bien y se puede amar mal. Él a su manera durante todos estos años me quiso, pero me quiso mal.Ya no puedo volver el tiempo atrás y no puedo volver a sentir el amor que un día le tuve, aquellos dos jóvenes enamorados quedaron muy lejos y aquella muchacha no se parece en nada a mi. “¿Que nos pasa a los adultos con el amor?” “¿Por que se nos hace tan difícil?”Tan perdida estaba en mis pensamientos que llegué a mi departamento casi sin darme cuenta, no recuerdo haber cruzado calles ni semáforos, ¡qué inconciencia!Busco la llave para abrir la puerta pero en ese instante que me doy cuenta que la puerta está abierta.“ ¿y ahora que?” piensoDudo si entrar o no pero me armo de valor y empujo la hoja de la puerta despacio. Todo está en perfecto orden y en la sala no hay nadie, recorro el pasillo hasta mi cuarto y nada, todo tranquilo. Voy hasta el baño y la cocina y todo está igual que siempre. Me encojo de hombros, me sirvo un whisky y cierro la puerta colocándole el seguro. Preparo la bañera para darme un baño de burbujas bien caliente, que es lo que más necesito en este momento, voy a buscar una toalla y es entonces que algo me llam la atención. Sobre la mesa de luz hay una nota anónima que dice:“Tu secreto está a salvo conmigo. Pero nada es gratis y deberás pagar caro por mi silencio. No intentes ir con ésta nota a la policía, Tú tienes mucho más para perder que yo. Te espero en la calle del viejo molino a las 21 hrs. Esta noche “

Capitulo 18

Autor: Arturo Gómez (México) (1989)
Seudónimo: elsantisimo
Publicado: 20/07/08


El detective García habla con su jefe.
-Y nada. No se, pero la vi extraña; no le pude sacar nada.
-¡Como chingados nada García¡
-Es que enseguida el abogado llego un tipo muy extraño, me pareció conocido pero…
-¡Por una chingada García¡ usted sabe que si los militares se enteran de esto ¡nos joden¡
-Si ese tal Rafael tenía nexos con el narco lo más seguro es que ellos lo hallan asesinado y no su esposa. ¿No lo cree?
-Solo digo García, que si los militares llegan a darse cuenta de que en Valparaíso los que le escondían sus cochinadas somos nosotros nos chingan García ¿de que otra forma se lo digo?, ¿eh? ¡nos c-h-i-n-g-a-n¡ así que mejor vaya a investigar quien pudo haber hecho esto, no me interesa si fue la esposa, o si el tipo ese que llego a interrumpir, o los mismos del narco, no me interesa, solo investigue, y quien lo haya hecho no debe de andar por ahí divulgándolo con las autoridades y usted es el que se va encargar de eso; así que lárguese y vea quien lo hizo.
Las luces de la bahía parecen tan lejanas, tan distantes, más ahora parecen tan distantes. Últimamente los dolores de cabeza se han intensificado y solo la bahía es la única que puede calmarlos; Valparaíso es un lugar donde no duele la cabeza. Pero ahora desde mi ventana viendo el cúmulo de luces que serpentean a lo lejos en los cerros y que de algún modo se confunden, se trastocan con las luces estáticas de la bahía, comprendo que mis dolores de cabeza apenas están volviendo a aparecer.
Esa chica hoy, tan agitada, tan subversiva (¿habrá sido ella quien lo hizo?) no dejo de pensar en ella, en ella y en el dolor que ahora me vuelve, como sacado de los sueños- o las pesadillas- quien sabe, se veía muy superficial con sus ropas a la moda ¡ja¡ pero el tipo a el lo he visto.
Cada vez se hacen mas insoportables estos dolores, necesito chutarme, inyectarme algo; un poco de heroína, mis brazos están apunto de reventar pero la necesito, mi cabeza la necesita para que se vaya hundiendo en la modorra. Hace calor, el sillón se me pega a la piel, como si fuera una nueva piel; si, así me siento; como si fuera a hacer mi ultimo cambio de piel, una mas limpia y reluciente, una que me luzca a la moda como la chica de hoy, una nueva piel de serpiente-detective que me cubra entero, que se lo lleve todo a la guerra.
Valparaíso, ¿donde duermes Valparaíso? Con tu bahía y tus ríos de coches, tu mar de gente, tu mar de sangre, tus ríos de gente que se van perdiendo entre tu tiempo Valparaíso, entre tu tiempo, tus ríos de coches, tu mar de sangre, entre tu tiempo, entre tu tiempo Valparaíso, entre tu tiempo….

sábado, 19 de julio de 2008

Capitulo 17

Autora: Nancy Narciza Burgos Macias (Ecuador) (1964)
Seudónimo: Narciza
Publicación: 19/07/08

Mientras Inés mira el humo fijamente y percibe su olor, este la hace remontarse inconscientemente a la primera vez que se entregó a su amado y que ahora seguramente era él su salvador. ¡Mauro!, ¡Mauro!
También recordó que su amor por él la había llevado a matar a su marido. Ese hombre que le había dado una vida de maltratos y pocos buenos momentos. Esos recuerdos buenos y malos le dan fuerza para volver a la realidad y encarar lo que se le viene encima.
Tiene que estar tranquila y pensar bien las cosas, pensar como va a salir del lío en que se ha metido.
Al bajar del carro patrulla se seca las lágrimas, se arregla el escote de su blusa blanca, y jala su falda hacia abajo con firmeza, todo esto bajo la lujuria mirada de los dos policías que la detuvieron.
En la puerta de la comisaría le espera otro agente quien al verla le dice:
-Pase por aquí señora- y le indica el camino.
A pesar de su nerviosismo nota que aquel hombre es guapo, alto, bien puesto, de ojos grandes y profundos, de manos suaves, y enseguida se acuerda de Mauro.
El hombre la mira fijamente y le dice:
-Señora, soy el detective García, llevaré la investigación sobre la muerte de su marido. Necesito hacerle unas cuantas preguntas, le ruego conteste por favor.
Ella le mira a los ojos tratando de parecer fría y calculadora, y le responde:
-¡Claro agente! usted dirá.- al mismo tiempo que acentúa con la cabeza.
Está temblando y tiene miedo, mucho miedo, pero no lo demuestra.
Sin mediar palabras el agente García, pone sobre la mesa una foto, ella no mira, el agente se la acerca más y se ve obligada a mirar.
En la foto está la espalda de su marido con el cuchillo clavado en ella, se hace la sorprendida, se levanta de la silla, se agarra la cabeza y pega un grito, al mismo tiempo que le pregunta al agente:
-Por qué me hace esto ¿Por qué me enseña esa foto tan horrible? ¡No tengo nada que ver! ¡Eso es horrible!
El agente la coge del brazo, y la hace sentar otra vez en la silla.
Ella llora como si su dolor fuera real, al mismo tiempo que piensa:
“¿Sabrá la verdad? ¡y si la sabe no confesaré nada!
Sus pensamientos son interrumpidos de golpe, al ver entrar en la sala a un hombre que viste un traje gris, sombrero de copa y un maletín negro, que con voz muy aguda le dice:
-No conteste a nada señora Inés, no tiene porque contestar a nada, no tienen pruebas contra usted, todas son especulaciones.
Y dirigiéndose al agente le dice:
- ¿Verdad agente García? ¿verdad?
Ella se queda tan sorprendida que no lo puede creer, un abogado, un abogado se repite en su mente, ¿Quién lo habrá enviado? ¿Quién?
Seguro que sería Mauro su amor y su salvador, solo él la puede ayudar así.
De pronto mira hacia la puerta que está entreabierta y..........

viernes, 18 de julio de 2008

Capitulo 16

Autor: Roberto Jiménez Díaz (México) (1966)
Seudónimo: Wetbackmexican
Publicado: 18/07/08

Que quisiera de mi....

-Vamos, princesa ya es hora de ir a la cama.
-Si mami pero me cuentas ese cuento que te contaba la abuela.
-Bien, te cepillas los dientes y yo te preparo la cama, princesa.
La pequeña Inés adoraba ese momento, cuando su mamá le contaba las historias de la abuela y procuraba dormirse pronto porque le espantaba la llegada de su padre.
No quería oír todo eso feo que le decía a su mamá y le lastimaba mucho escuchar ese llanto sordo y resignado de su madre que también la hacia llorar.
Llegó incluso, cuando mas grande, a contemplar la posibilidad de escapar de su casa, pero amaba mucho a su mamá.
La chiquilla creció creyendo que esa era la condición natural de la mujer, de eterna sumisión. La madre le decía que su papa no era malo, que si la trataba así era porque se preocupaba por ella y que esas marcas moradas en sus brazos eran símbolo de amor.
Siendo adolescente conoció a Mauro, su primer y gran amor, Mauro, Mauro, hasta el aire huele diferente al recordar aquel primer beso...

El sonido agudo del timbre de la puerta la saca de su recapitulación.
Ella, aturdida aun por el viaje en el tiempo del cual el timbre
la sacó, abre la puerta.
-¿Ines rivera?
Le pregunta un tipo alto, mal encarado, vestido con traje sastre negro.
-Soy el Teniente Benítez de la Agencia de Investigaciones Especiales de la Policía.
Dice aquel hombre, mientras casi le restriega la placa policiaca en la cara.
-Si, Inés Rivera.
-¿Que pasa oficial?-
Contesta ella desconcertada al mismo tiempo que un frío aterrador parte su espalda en dos.
-¿Que pasa?-
-¿Pero usted no lo sabe?-
Contesta el oficial con ironía.
-Nos va usted a acompañar a la jefatura, señora, pues anoche fue encontrado el cuerpo de su esposo.
Inés, con los ojos desorbitados contesta:
-¿El cuerpo? ¿Quiere usted decir que está muerto? ¿Pero porque o quien?
El polizonte la jala del brazo y subiéndola a la patrulla le dice:
-En eso estamos, señora, pero en la jefatura la espera el comandante, creemos que tiene usted mucho que explicar.
Ines va petrificada, no entiende que está pasando. El cadáver no estaba donde ella lo había dejado, luego Mauro le contesta de esa manera y ahora la policía.
“Quizás Mauro limpio todo y escondió el cadáver. ¿Pero donde lo escondió?”
“¡Dios mío, las huellas en el cuchillo!
"Mauro no es tonto, seguro lo desapareció”
“¡Dios! ¿Por qué Mauro no me dijo nada?”
“Hubiésemos planeado una buena coartada”
Todo esto y mas piensa la pobre Inés.
Mientras, Benítez enciende un cigarro y por el espejo retrovisor le echa un vistazo a la ahora viuda.
-¿Autoviudazo mi Teniente?- pregunta el policía que conduce la patrulla.
Benítez sonríe y contesta con el cigarro en la boca:
-Con esas tetas y esas nalgas, que me mate a mí también.
El Marlboro se fue consumiendo en el camino.

jueves, 17 de julio de 2008

Capitulo 15

Autor: Alejandro Gómez Marín (España) (1983)
Seudónimo: Alejandro2m
Publicación: 17/07/08

Aún siento como mis manos apretaban ese cuchillo contra su espalda, como su vida se extinguía al mismo tiempo que yo recuperaba algo que había perdido hace mucho tiempo.
En mi cabeza tan solo tenía un pensamiento: Mauro. Ni siquiera me preocupa el hecho de que encontraran el cadáver de Rafa en mi casa. Rosa tampoco se atrevía a preguntarme porque veía en mí una mirada distinta, una forma de hablar que no reconocía, ni siquiera yo me encontraba cuando me miraba en el espejo, mi forma de vestir también había cambiado. Ahora era más provocativa, más femenina era como si hubiese liberado a “La Afrodita” que toda mujer lleva dentro, y que tan reprimida está en esta sociedad machista en la que se pone por delante el culto al cuerpo y no al del espíritu, porque la feminidad no solo es tener un cuerpo bonito, es una forma de vida, de sentir las cosas.
Pasaron los días y decidí llamar a Mauro. Cuando cogió el teléfono, a mi no me salían las palabras. Él tan solo dijo con una voz asustadiza:
-¿Qué has hecho?
Y colgó. Volví a sentir aquello que sentí cuando Rafa me dijo aquella frase. Desprecio eso es lo que sentí cuando Rafa y Mauro, los dos amores de mi vida me habían hablado de esa forma. Pero como es posible que Mauro sepa lo que hice, si no lo han dicho en las noticias ni periódicos. Tenía que averiguar que pasaba y decidí volver a mi piso. Cuando llegué no podía creer lo que estaba viendo, estaba todo recogido y no había rastro de Rafa, pero, que había pasado.
Estuve elucubrando toda la noche en que podía haber pasado, entonces caí en cuenta en la conversación con Mauro. Él era el único que sabía de mi secreto, solo él era capaz de ello y si lo había hecho, ¿porqué? Me quedé dormida en el sofá, ya que no sería capaz de conciliar el sueño en la cama donde todo ocurrió. A la mañana siguiente sentí una mano que me acariciaba, despacio abrí los ojos y una sombra se vislumbraba a la tenue luz que entraba por la ventana. ¡Rafa!
-Inés despierta soy yo Mauro.
Pero ¿cómo? No era posible que quisiera de mí……

Capitulo 14

Autor: Guillermo Aárra (El Salvador) (1979)
Seudónimo: ahora resulta
Publicación: 17/07/08

… pero ¿qué dices Inés, dos hombres, dos amores?, si nada más amo a uno y aborrezco el roce del otro… el roce de su cuerpo, ¡eso es! Corrí a la cocina y preparé el desayuno más delicioso que en la vida hice para nadie, tal vez necesite probar su cuerpo para regresar a lo que fuimos. Poco antes de la media hora, llegó Rafa, me sentía como jugando nuevamente en el juego delicioso del sexo. Rafa no dejaba de mirarme sorprendido, después de nuestra despedida de anoche esto no eran coherente. Frente a frente en el desayunador, en medio de un bocado, Rafa sintió como mi pie derecho, desnudo, se paseaba por sus piernas, bien vestidas, y asomaban su caricia por su sexo, despertando; su mirada jamás fue tan intensa que atravesó mis locuras; solté mi pelo y pasé mi mano izquierda por mis piernas levantando el vestido y dejando ver mi vanidad hecha mujer, me levanté al ritmo de mi lengua sobre mis labios que invitaban a Rafa a pasar a la cama. -es mi turno- le dije, lo tiré a la cama y monté sobre él al tiempo que me despojaba del vestido floreado que me tapaba, mi sostén rojo lo mantuve atendiendo su fetiche, allí se encontraba su verdadero placer. Desnudé su cuerpo con mis dientes y repasé su pecho con mi lengua. Sobre él, el deseo no pudo más, tocó mis pechos, su perdición, mi deleite, se acomodó entre ellos y los besó aun con el sostén cubriéndolos, mientras yo revisé su espalda con mis uñas hasta sentir sus huesos y entender su cuerpo. Me quité el sostén para que diera rienda suelta a su lengua traviesa y sus manos anchas, mis pechos cómplices del sacrificio; saqué el cuchillo que traía conmigo detrás del sostén y lo atravesé justo en medio de su espalda, lo clavé tan hondo que mi pecho pareció sentir la punta del metal que sobrevivió dentro de su cuerpo, agonizando, estaba justo al centro, donde el corazón no encontraría escape y se rindiera luego, no puedo siquiera describir toda la música que mis oídos escucharon al ver volar mi libertad a mi alrededor viendo sus ojos suplicantes con un quejido ya sin aire, me mantuve sobre él hasta dejar de oír latir su corazón y pasar aire a sus pulmones. Lo dejé caer sobre sus rodillas aun con el cuchillo dentro. Me di un baño, limpié su saliva como muestra de mi supuesta victoria, vestí el traje más caro que en la vida me compró Rafa, el más elegante y salí de esa casa. Tengo ya tres días de vagar por las calles sin rumbo, pero con brújula, sin Rafa, buscando a Mauro, poniendo cigarrillos en mi boca y durmiendo en casa de la familia de Rosa… ellos no saben nada de mis encantos y mis perversidades...

Capitulo 13

Autor: Heiner Alba Acuña (Colombia) (1979)
Seudónimo: Heirat
Publicado: 16/07/08

…- Pero ahora no, después nos vemos y ahora vete que ahí viene mi esposo, yo te llamo chao.
Al llegar a la puerta uno de los guardias se acercó a ella y en tono conciliador le dijo:
-¡Mire señora, los problemas se arreglan en la casa no en la calle, que dirá la gente, además no humille de esa forma a su esposo, que ese es un buen hombre, por eso fue que no le llamamos a la policía y si usted tiene su amante no lo traiga a verla al hospital para eso hay otros sitios!
Sin mediar palabra la pobre le rapó las pertenencias de Rafa al entrometido vigilante y de un brinco se introdujo en el automóvil de su esposo, que marchó fugaz con rumbo incierto.
-Ahora te quedas en la casa princesa, como le corresponde a una mujer casada, ¿cierto preciosa?-¡No se!, respondió Inés -tengo mucho en que pensar ¡déjeme en mi apartamento!
-¿Cómo?” gruño Rafa-¿Allá donde mete todos sus amantes?
-Piense lo que quiera”-, dijo Inés.
Al bajarse del coche de su marido, la asaltó de nuevo esa otra parte suya, la abnegada, la conservadora, la derrotista, se sintió entonces morir por seguir en ese vehículo hasta llegar a su hogar de “¡casada!”, de “¡señora!”... Con solo abrir la puerta sintió de primera mano la presencia masculina que desde aquella noche aún perduraba en el ambiente, el perfume de Mauro y los paquetes en el piso con sus productos casi descompuestos, no dejaban de advertirle que un solo rumbo necesitaba su vida, igual como se lo remachaba una y otra vez su terapeuta. Después de colocar nuevamente el vinilo de “al green” en el tocadiscos, quiso mojar sus pensamientos con un trago de whisky que le refrescara su intuición y le mostrará el camino, en lugar de eso la bebida dejó salir de a poco a esa emperatriz erótica, libertina, desinhibida, compulsiva, que le trajo los brazos de Mauro encima suyo, se tocó, se besó, se masturbó, se durmió!… Un “ring tong” sonando cientos de veces en su celular la despertó esa mañana, era Rafa:
-Hola mi amor ya son las 7, apúrate porque se te hace tarde, paso por ti en media hora para dejarte en la oficina, chao besos.
Al verse durante un rato en el tocador del baño, le llegó la respuesta:
“¡Definitivamente yo amo a estos hombres! ¡voy a ser la mujer de ambos! ¡ellos me quieren y yo los necesito! ¡yo creo que con el tiempo los voy a ir acostumbrando!”……

martes, 15 de julio de 2008

Capitulo 12

Autor: Javier Alejandro Fuenzalida (Chile) (1990)
Seudónimo: Sander
Publicación: 15/07/08

Rafael salió del aparcamiento y se dirigió hasta la entrada del hospital. Cuando se acercó a la acera vio a un hombre y una mujer besándose en la entrada. Al principio no prestó importancia, hasta acercarse y contemplar como la mujer que se besaba era su esposa. La ira y los celos le invadieron. Se sentía como si le atravesaran el corazón con un hierro al rojo vivo; como si le robasen algo de su propiedad. Se bajó rápidamente del vehículo y se les acercó. Agarró fuertemente la espalda de Mauro y le tiró al suelo. Inés, impotente, veía como Rafa le daba puñetazos en la cara. Cada puñetazo sonaba como un golpe de orquesta en la cabeza de Inés. Inés estaba como una hembra que observa como dos machos pelean por copular con ella. Los guardias de seguridad del hospital no demoraron su aparición, fue en ese momento cuando Inés recobró el sentido y atisbó como los guardias arrestaban a Rafa y Mauro. En aquel instante todo aquello que sentía salió al exterior. Se acercó a Rafa y le dijo la verdad:-¡Ya no te quiero!, ¡me tratas mal, me insultas y no me valoras!, ¡te odio!, ¡todo esto es por tu culpa! - decía mientras le daba manotazos a ciegas.Inés paró en seco su desahogo con rafa, algo sentía en su interior, como si de repente no tuviese fuerzas para seguir. No podía moverse sentía pesadez y solo podía contemplar atónita como Mauro y Rafa se debatían en una pelea. Le dolían los ojos, todo lo que ocurría a su alrededor era confuso, y la pelea entre Rafa y Mauro le parecía como si sus deseos y la realidad mantuviesen una dura rivalidad en su mundo.Inés se refregó los ojos y se encontró en su punto inicial, saliendo de la puerta del hospital a esperar a Rafa. Algo le pasaba en su mente pero, vio otra vez a Mauro acercársele. Ella quería volver a besarle, sentir otra vez los labios de mauro. No lo dudó y sin dejarle hablar le besó apasionadamente, pues quería que el momento durase más tiempo. Ella no quería ver una pelea entre ellos así que se separó de Mauro y le dijo:
-Tenemos que hablar.

Capitulo 11

Autora: Julia González (España) (1992)
Seudónimo: Julietth
Publicado: 15/07/08

Mi voz interior me decía: “¿realmente crees que ahora eres alguien por comprarte esos trapitos?”“me siento mejor” - pensé, por mi misma, lo que me dijo mi marido fue muy fuerte me humilló moralmente, pero esto me ha hecho pensar que no sé si lo quiero ... el accidente me hizo reflexionar aunque hubiera estado inconsciente, ¿y si no estoy con la persona que realmente quiero?, ¿y a quien quiero? No quería decir la respuesta, pero era obvia, era Mauro, me estremezco al recordarle... pero el problema es que estoy casada, pero igual ya tengo una decisión. Acabé de arreglarme y me dispuse a hablar con mi marido...-Ma... emm digo Rafa... ¿nos podemos ir ya por favor?-Cuando quieras princesa, voy al aparcamiento a buscarlo espérame en la puerta,Me dió un beso y salió de la habitación, estuve recogiendo mis cosas y salí también, entonces vi... me quedé mirándolo a los ojos, alucinada por esa visión, no podía ser, ¡Es Mauro! No sabia que hacer, si acercarme a él o salir corriendo, me quedé sorprendida al ver que se acercaba a mi y me dijo: -Inés... estás... estas preciosa-Gracias dije tímidamente, y al esbozar una sonrisa que me salió sin voluntad propia me quedé helada y a la vez confortada, me había dado un beso en la boca, lo abracé y disfruté del momento.

Capitulo 10

Autora: Rosa Ferrer (Venezuela) (1963)
Seudónimo: Garlod.
Publicado: 15/07/08

Pasaban lentamente los días de recuperación de Inés en aquella habitación, pero en su mente otro proceso se iba gestando… tenía que darle su merecido a Rafa, por machista, por patán,… uffff. Estos pensamientos la asaltaban por momentos y cada vez eran más constantes. Al principio le preocupaba y hasta se sentía mal.-Vamos Inesita – se decía – tampoco es para tanto.Claro que si – le contestaba otra voz interior – se merece todo lo peor que puedas imaginar.Pensó inclusive comentarlo al neurólogo que la atendía, pero luego… ya no lo consideró necesario.Mientras todo esto ocurría; Rafa, se desvivía por atenderla, consentirla, mimarla. Sentía muchos remordimientos de conciencia por lo sucedido a Inés.-Diablos… todo salió mal – pensaba mientras miraba a su mujer – solo quería que se preocupara un poco de si misma. Vainas y yo imaginando noches de pasión y mira donde estamos.No sabía por qué, pero cuando Inesita quedaba en silencio y lo miraba, sentía algo extraño, era como si un frío intenso le recorriera el cuerpo hasta helarle la sangre.-Es el sentimiento de culpa que sientes – se justificaba – ella está pasando por un mal momento y yo debo entenderla en todo.Cuando esto ocurría los ojos de ella de repente brillaban, como cobrando nueva vida y una leve sonrisa dibujaba su rostro.Así pasó el tiempo hasta que llegó el día anhelado por todos, el alta de Inés. Ya podía regresar a casa y muy pronto a su trabajo. Cuando el doctor anunció la noticia, Rafa y su mujer se abrazaron con fuerza, con ternura y entrega. Por el rostro de ambos corrían lagrimas de la alegría, de repente ella se separó de él… se limpió el rostro y con un gesto adusto dijo:
-Ya está bueno de tonterías… salgamos de aquí.¡quiero tomar posesión de mi casa.Rafa la miró con incertidumbre y resignado le contestó:
-Si preciosa, ya nos vamos.Acto seguido, salió a ocuparse de los trámites en administración, pero algo le preocupa y no sabe a ciencia cierta, que es.En la habitación ocurría algo que quizás lo habría preocupado aún más… Inés fue al baño a arreglarse y se miró al espejo con temor.“Mírate, mírate, no tienes valor de hacerlo, porque a quien verás será a mi, estúpida. Ya has tenido demasiado tiempo para ti…. Ahora me toca a mi, ya verás que todo cambiará. Jajajaja.”Su cuerpo temblaba, ríos de sudor surcaban su frente. Asustada, se recostó a la pared y se decía: “Dios que me está pasando ahora, estas voces que me atormentan. Pero si digo algo pensarán que estoy enloqueciendo y me dejarán más tiempo aquí.”

lunes, 14 de julio de 2008

Capitulo 9

Autor: Ronald Arquíñigo Vidal (Perú) (1982)
Seudónimo: Arturo.
Publicado: 14/07/08

Desde aquella tarde, sometida a una serie de cuidados e indicaciones médicas, Inés se sentía desconcertada, imaginando su cuerpo repasado por unas manos que no pertenecían al infeliz de su marido, el Rafa, sino a otras más cálidas. Ansiaba unos labios estrellándose contra su boca abierta, contra su cuello y sus pechos desnudos, ese calor intenso que únicamente le había hecho sentir ese hombre que alguna vez, cuando era chica, correspondió a su amor noble, con la sinceridad de un amor único: Mauro. Recostada en la cama, bajo los cuidados del imbécil de Rafa, ese tipo que le había procurado, más que de atenciones y cariño, de malos ratos, despreciándola y haciéndola sentir peor que una rata, Inés veía en su marido a un ser repulsivo e inseguro. Por el momento Rafa procuraba asistirla, manejando la situación de sus cuidados con una constancia que no le quedaba. Lo encontraba disforzado, preso de esta mujer delicada que reclamaba más que palabras optimistas, de caricias sinceras y ese amor correspondido que una mujer anhela. Su entusiasmo era pobre, y eso se lo debía únicamente a él. Miraba la ciudad bajo la ventana, pensando en aquél nombre que sonaba en su mente como una orquesta mal interpretada, sonando una y otra vez, con golpes de tambor indio: Mauro, Mauro, Mauro… No llegaba a quitarse de la cabeza la idea de encontrarse con el hombre a quien por primera vez había entregado su boca, ansiosa de amar. Cada vez que miraba el crepúsculo delirando de heridas en el horizonte, creía escuchar la voz de Mauro acariciando su nuca, y sentía en el pecho una calidez que la estremecía, pero que se apagaba de pronto una vez advertía la silueta arrogante de Rafa en la puerta, con la medicina en la mano y una sonrisa idiota colgando de sus labios como las palabras que todavía colgaban en su memoria cada vez que lo veía: Inés, eres anticuada y desfasada. Seguro que con Mauro sería feliz, se sentiría una mujer completa, amada y hermosa, sin duda. Ya te fregaste, imbécil, te jodiste, pensó, esbozando una sonrisa, mientras Rafa pensaba que ese gesto de su mujer se debía a que se alegraba de verlo.

Capitulo 8

Autora: Nora Liliana Frezza (Argentina) (1952)
Seudónimo: Mariazul11
Publicado: 13/07/08

La música incesante golpeteándole las sienes, apenas se despertaba los veía…Era Mauro, otras Rafa, una sirena, la ambulancia, esa melodía, el desorden de la cama, el arrebato del amor y su mente descompuesta, deshilvanada…
El rompecabezas se desarmaba, ella que no sabía fehacientemente si era aquélla de la moda casual, o la producida de tacones altos, saltaba entre el primer beso de su Mauro, paquetes por el piso y la frase lapidaria de Rafa: “Necesitas un cambio”. Intentaba unir las piezas del puzzle pero le resultaba difícil, no encajaban.
Por otra parte, figuras de blanco la rodeaban, la pinchaban, la movían y la volvían a acomodar en una cama que no era la del amor, más bien parecía la de la muerte. ¿Se trataría del Spa? No sentía dolor, tampoco placer, su cuerpo se acomodaba a esta nueva realidad, se preguntaba si estaría ganando belleza, de ser así le pareció demasiado caro el precio para lograrlo.
Acostada recorrió pasillos blancos con una mano que oprimía la suya diciéndole “Vuelve”.
Por Dios que alguien me aclare, luego se durmió y sintió la infinita paz que necesitó tanto los últimos meses, olvidó los jeans, los tacones, el desprecio, el primer beso, el salvaje coito vengador, se vio de pequeña, con medias y zapatos impecablemente blancos.
- Hija, aquí estoy, no vengas todavía no es tu hora –
Esa mujer de cabellos blancos que le había dado una infancia feliz, le soltaba la mano y ella quería aferrarla pero no tenía fuerzas.
Un hombre se sacó un barbijo y sonrió.
-Fuera de peligro, sólo queda esperar, avísenle al marido, el pobre está desesperado –
El hombre con las manos tapándole el rostro, vencido, desarmado recibió la noticia.
- Gracias a Dios, qué estúpido fui.
- Necesita muchos cuidados.
- Tendrá todo lo necesario y más, mucho más…

Capitulo 7

Autor: Luis Antonio Santana (España) (1968)
Seudónimo: Carontex
Publicado: 12/07/08

Ella con el cabello alborotado el apura un cigarrillo, desnudo, contempla el amanecer.
-¿Te sientes viva Inés?,¿verdad?- el rumor de las palabras de Mauro llegó de forma opaca a la mujer, amortiguada por la música de fondo de “Al green”, “Let´s Stay together “, suena inmisericorde en los altavoces de la estancia, en la pantalla junto a la cama, los últimos fotogramas de una vieja película.
-Si Mauro, esta música, tú, el amanecer, es el mejor momento en toda mi vida.
Inés se recrea en su nombre, pensando que el instante que ahora vive se evapora de su existencia en un cerrar de ojos, el hombre que ahora contempla volará saltando por aquella ventana pero Mauro está allí y su musculoso cuerpo llena el vano de ventana, para ella solo para ella.
-Y si, todo lo que ves no fuera tan real como imaginas y si, querida niña, no estuvieras aquí – en ese momento Mauro dejó que el amanecer siguiera su curso y se volvió hacia la mujer en el lecho – lo que oyes amor.
-¿Que me quieres decir Mauro?
-Yo no estoy aquí Inés, pero puedes continuar para siempre en esta realidad, en este amanecer esplendoroso e inacabable, puedes quedarte conmigo para siempre – como si su argumento fuera lo mas normal que ella hubiera oído en su vida, acercó el cigarrillo a sus labios, Inés apuró una ultima calada, exhaló el humo como si fuera el ultimo suspiro de su existencia terrena.
-Si es así Mauro, que pase el tiempo, no tengo prisa.
Los primeros rayos de sol llenaron algunos huecos de la habitación en penumbras y los dos cuerpos, hicieron el amor de forma salvaje.
Green, los surcos del viejo vinilo marcaban la pauta, aquel instante se repetiría por tiempo incalculable, que así sea.

Capitulo 6

Autor: Rogelio Coto Alfaro (Costa Rica) (1960)
Seudónimo: Rotko
Publicado: 12/07/08

¡Vuelve amor! — pareció oír Inés en su cabeza, se sintió confundida, esa voz tan familiar... Pero la visión de Mauro la calmó y caminó con el apuesto joven que le llevaba los paquetes.
No se cansaba de mirarlo de arriba abajo, sentía cierta incomodidad y se sonrió en sus adentros pensando que tal vez eran los nuevos pantalones que le apretaban demasiado.
Pensó que esa breve mortificación bien valía la pena. Inés volvía a la vida, después de tantos años, se observaba con orgullo y presunción; casi podía oír a las otras mujeres, cuchicheando a sus espaldas, acerca de Mauro. De su Mauro, porque era el momento de que las otras, se dieran cuenta de “su Mauro”.
Es más él debería darse cuenta, de que ya no le pertenecería a ninguna otra mujer, que de ahora en adelante, el sería suyo por siempre…Fue entonces donde ella comenzó a hilar la estratagema que le permitiera, poseer a Mauro. Ya no se acordaba de Rafa, el hombre que la menospreciaba, que siempre la había hecho sentir cualquier cosa…
Ahora se sentía dueña de su destino…ya no necesitaba a Rafa…
Todo se le iba acomodando. El joven se ofreció gustoso a llevarle los paquetes y como su departamento se encontraba cerca, se fueron charlando lentamente…
-Mauro entra—le dijo Inés como arrempujándolo de la puerta donde se había plantado…
Y Mauricio entró, se arrellanó en el sofá e inspeccionó el sitio. Se levantó, se acercó, abrazó a Inés.
Al principio Inés se resistió, pero los besos de Mauro, rompieron en mil pedazos la última resistencia…
-¡Aquí no! ---se volvió con ojos suplicantes al joven…Y lo guió a través de la casa hasta su cuarto, se dieron un beso y con un beso se separaron:
Ella coqueta, dijo la frase que siempre había querido decir:
-Ya vuelvo, me voy a poner algo más cómodo.
Se fue al baño, y dejó la puerta entreabierta al propio, solo un poco, para que Mauro, la pudiera ver…
-¡Vuelve, amor!---Oía cada vez más fuerte, vuelve amor….
-¡Vuelve amor !---decía Rafa, cada vez que contemplaba el rostro golpeado de Inés, de una inerte Inés, de una Inés entubada con respirador artificial…Que yacía en aquella cama de hospital después de ser atropellada…
-¡Vuelve amor…! ¡Perdóname…! ¡Vuelve amor….!

Capitulo 5

Autor: Ricardo Garay (Argentina) (1948)
Seudónimo: Cocho
Publicado: 12/07/08
Cuando Inés regresaba a su casa convertida en una Diosa y meneaba su nueva figura por la acera alguien que salía de un bar la atropelló.Los paquetes de las compras que había hecho fueron a parar al piso, sobresaltada escuchó una voz varonil que pidiendo disculpas comenzó a recoger todo lo que su involuntaria torpeza provocó.Cuando se miraron a los ojos Inés sintió que su corazón se aceleraba, sus manos comenzaron a transpirar y un raro vértigo se instaló en su estómago como aquella vez que Mauro su amor de la infancia la besó en la boca.Discúlpeme señorita pero no fue mi intención golpearla, estoy avergonzado por mi torpeza y quisiera reparar este mal momento que le he hecho pasar. Permítame que la acompañe y cargue con sus paquetes. Ines no salía de su estupor y apenas pudo balbucear unas palabras cuando este apuesto joven rubio y de ojos verdes aceituna ya tenía los paquetes en la mano y la invitaba a seguir caminando.Solo atinó a decir gracias y juntos caminaron tratando de iniciar una conversación que no tuvo otro comienzo que el de la presentación formal.Mi nombre es Mauricio pero todos me dicen Mauro ¿y el suyo? Inés no podía creer que fuera el mismo que la beso aquella tarde en el umbral de la vieja casa de floresta cuando sus doce años se encontraban pasando el puente de la niñez.

Capitulo 4

Autor: José Rafael Hernández (Venezuela) (1956)
Seudónimo: joseph1956
Publicado: 11/07/2008

Sonríe al ver que se marcha. Imaginó, conociéndola, que iría a ese Spa a revertir los comentarios que antes le hizo. En ocasiones hay que ser duros con ellas. La rutina las transforma de fieras feroces a animales domesticados y entre los quehaceres de la casa y un trabajo sedentario se olvidan de lo que las hace únicas, su feminidad exacerbada por la coquetería que termina seduciéndonos y nos convierte en sus admiradores.
De reojo pudo apreciar que los cambios han sido más radicales que los imaginados al soltarle la crítica sugerencia de renovación. El escote ha hecho aparición mostrando los encantos que le ganaron una cachetada el día que la conoció en la playa.
Los pantalones vaqueros han dado paso a otros mas reveladores de las formas de sus piernas y los zapatos de tacón le dan aire de estrella de cine, porque si de algo no tiene dudas es del atractivo encantador que ella posee, del cual sus ojos hacen festín cuando desnuda la contempla en la cama.
Supone que dará unas vueltas mirando vidrieras mientras él es atendido y mientras las manos expertas van moldeando su apariencia, su mente hace elucubraciones, en cierta forma perversas, de lo que será esa noche cuando vayan a la cama.
De seguro ha comprado un perfume de fragancia exótica que esclavizará su olfato y por osmosis penetrará en la piel, suave y enervante, cubierta de una crema con aroma vegetal. Sus labios pintados con un liptick a prueba de todo, en la penumbra, humedecidos por la lengua, lo retaran a una lucha suicida por el espacio de la boca.
Esta vez, con cara de triunfo ante la sorpresa de su atuendo, se desnudará como siguiendo un ritual aprendido de las mas exquisitas stripper y sus encantos íntimos, estarán cubiertos por finas, atrevidas y diminutas prendas de seda, que hipnotizaran sus pupilas y revelaran su condición innata de voyeur. Está convencido que el color de estas será rojo.
Para rematar la faena, como un torero merecedor de todos los trofeos le dirá.
-¿Qué dices ahora de Inesita?
Una palmada, señal de costumbre utilizada en el lugar para indicar que está todo terminado, lo saca de sus cavilaciones, sin duda no tan secretas ante la sonrisa cómplice de quien acaba de brindarle el trabajo acostumbrado.
-¡Que tenga excelente día!

Capitulo 3

Autor: Benjamin Brito (Guatemala) (1984)
Seudonimo: Ben
Publicado: 10/07/08

Estoy de pie por el corredor, respiro hondo y volteo a ver, sigue ahí; seguramente Rafa también está buscando un cambio, es tan engreído que estoy segura que vino por algún piquecito que haya sufrido en su rostro; ¡se parece mas a una dama que se cuida la piel para su amante¡…¿que pretenderá? da igual, lo mejor será que me busque otro Spa, no quisiera darle el gusto de burlarse de mi si me ve entrando al salón.
De nuevo en la calle, todos me observan ¿Acaso he cambiado de look? , aún no, pero la atención que se centra sobre mi me excita, ¿ó es que nunca me había dado cuenta de mi atractivo? Pareciera que todos me observan al pasar; ¡esta buenísima¡ escucho susurrar a un par de jóvenes que voltearon a verme disimuladamente; ¡estaban guapos¡ calma Inesita aun no cantes victoria, parece que los nuevo pantalones que me compré han surtido efecto.
Si no mal recuerdo he visto un nuevo Spa a unas cuadras de aquí, será mejor ir caminando, además quizá logre mas piropos por las calles; ¡que extraño¡ nunca fui amante de los piropos, aunque no fueran para mi siempre detestaba cuando alguien lo hacia. ¡Pero las cosas cambian¡
El trafico es desesperante, seguramente un accidente ha provocado este atraco de vehículos, fue acertada la idea de no tomar un taxi, estas hermosas calles me recuerdan mucho mi infancia; mi fantasma de de niña debe estar correteando por estas mismas calles y quizá observándome, ¡madura Inesita¡ me estará gritando… ¿Que es ese desorden? Pero por que hay tanto alboroto frente al Spa; un accidente quizá.
-Señor que ha sucedido?
–Un auto atropelló a una señorita.
-¡Pero que tragedia¡ ¿y quien ha sido la pobre victima?
-No lo sé señorita, pero seguramente los señores Bomberos le podrán informar.
-En ese caso lo mejor será que me quede con la duda, la muchedumbre es tanta que ocultan todo a mi vista.
–Es cierto, y colaboran poco con dar auxilio, pero si esto le tranquiliza creo que la victima se llama Rosa, eso oí escuchar cuando la niña que la acompañaba gritó para advertirle del auto que se aproximaba.
¡Rosa ¡…no, debo estar soñando; ¿Rosa mi amiga? Existen muchas, claro… ¡pero y si…¡
-¡Señorita¡ ¡Señorita¡ ¿se encuentra bien?

Capitulo 2

Autora: Pamela Rodriguez (Argentina) (1975)
Seudónimo: Pamy
Publicado: 03/07/08


Esto de cambiar el look me tiene un poco mal, porque en realidad no lo hago por mi sino porque ese idiota de Rafa se trague esas palabras hirientes hacia mi persona, antes de comenzar a comprarme ropa es mejor que comience por un Spa, en donde me dejen bien relajadita, piel como bebe ,unos buenos masajes en donde pueda relajar mis músculos y preparar mi mente, ponerla en positivo, así luego ir por la mejor ropa de la Quinta Avenida, además iré a ese salón que me recomendó Rosa, dice que los masajistas tienen unas fachas de buenos que te hacen olvidar de todos tus problemas, y unas manos que trabajan que da gusto!, esto se esta poniendo bueno. Ok, ya tengo mi tarjeta pronta, la haré vibrar así me duela en mis tiempos venideros, pero ya es tarde para lamentos. ¿Quiere guerra? ¡Guerra tendrá!, ya verás tu Rafa, que te pones trajes de primera pero ese gel en el cabello que es de cuarta, tiene un aroma a burdel que apesta.Allí voy por la nueva Inesita!, se les caerá la mandíbula a unos cuantos cuando me vean aparecer luciendo de lo mejor.-Taxi!... ¿Por favor me lleva al Spa Sensaciones?-Claro, queda aquí cerca, en unos cinco minutos llegamos madam.¿Madam?, ya vamos progresando, este taxista comienza a verme como a una fina dama.!Ring ¡ (Celular), ¿quien podrá ser?, ¡hoo, de la oficina! ¿Pero que quieren en este momento?, no voy a atenderlos, ¡ni loca! ¿que les voy a decir?, cuando me vean obviamente quiero que sea una sorpresa, vamos a ver que opina Rafa cuando haciéndome la distraída apoye mi taco aguja sobre su zapato tan lustrado que puede ver en el su tonta cara.Al fin llego, ¡que lujo!, esto me va a salir un ojito de la cara, pero los gustos en vida decía mi madre… ¡pero no!! Rafa! ¿que hace en el salón de espera?, ¡justo aquí, no lo puedo creer!, que raro que Rosa no me advirtió que el venía a esta Spa, o quizás no lo sabia, a ella no se le escapa nada, pero esto no hará que pegue la vuelta, me quedare aquí afuera, en este jardincito artificial media escondida entre las plantas, además es tan egocéntrico que solo ve hasta su nariz o lo que le conviene, espero que entre rápido, obviamente no entraré al área de caballeros así que tranquila Inesita, solo es el primer gran obstáculo.

Capitulo 1

Autora: María García Álvarez (España)
Seudónimo: Nauxica -
Publicado 29/06/08

Rafa no dejaba de alardear que su éxito en los negocios, era debido a su cuidada imagen personal. En varias ocasiones dejó caer que yo no llegaría nunca a nada, porque estaba anticuada y desfasada, y ya cuando se iba se despidió de mi diciéndome: “Hay que renovarse Inesita”.Una de mis mejores amigas, Rosa, sostiene las mujeres tenemos una cierta tendencia al sadomasoquismo en nuestras relaciones con los hombres y esa noche tuve ocasión de comprobarlo. “Hay que renovarse Inesita”.Esa frase martilleaba mi cabeza. Mi interior la traducía como: Inés, Rafa te ha visto fea, pasada de moda. No le gustas. A la mañana siguiente, di una disculpa en el trabajo, y no fui. Salí a la calle y me dirigí a la zona de las tiendas de marca, vamos a las tiendas caras.
Esas en las que jamás había puesto un pie, y cuyos precios hacían que mi tarjeta VISA temblara de puro pánico, hoy fueron mi objetivo. “Ahora va a saber ese idiota de Rafa si estoy desfasada” me decía, mientras me dirigía de nuevo a casa cargada de bolsas. Y comencé mi propia revolución personal. A partir de ahora mis acciones en ese mercadeo de belleza, en el que parece ser tenemos que cotizar las mujeres, para ser valiosas en el mundo, van a elevarse considerablemente. Como parece ser que esa finísima aguja de quince centímetros que separa el talón del suelo, marca la frontera que existe, entre las mujeres con éxito en la vida y las fracasadas mileuristas como yo, pensé que el principio del cambio, consistiría en introducir mis pies en unos zapatos de tacón, que contradicen todos los principios ortopédicos existentes. Después ya vino el resto. Adiós queridos pantalones vaqueros, compañeros de tantas batallas. Bye, Bye sencillas camisetas que tapasteis mis encantos torácicos durante largo tiempo, aurevoire lencería pacata con la que recorrí tantos kilómetros de mi vida. Hoy empieza el primero de mis días como mujer sofisticada en pos del éxito, seré una de esas triunfadoras de labios de colageno que tanto gustan a todos los Rafas del mundo. Que tiemblen, Jessica Parker y sus amigas de Manhatan.Inés Rivera toma calle.

El Proyecto: Razones y motivos.

Un grupo de escritores de diferentes países y de variadas edades, entre los que me cuento, usuarios de la pagina http://www.escribeya.com/, realizamos un ejercicio literario conjunto, para darle vida a una historia escrita desde las perspectivas particulares de cada uno, sin perder el hilo de la misma y unidos por la imaginación colectiva que hace posible esa conexión a la distancia. El género literario escogido para este experimento grupal es la Novela en su expresión mas compacta, o sea la Nano Novela. El proyecto tiene como meta 40 capítulos, pero no es limitante y podrían ser más si la historia y los voluntarios que se sumen lo permiten.
Si estás interesado en participar envíame un mail y te diré como hacerlo.